5 MITOS Y REALIDADES DEL DOLOR DE ESPALDA BAJA
El dolor de espalda baja, también conocido como lumbalgia, es una de las causas más frecuentes de consulta médica y ausencia laboral en el mundo. Se estima que aproximadamente el 80% de la población experimentará al menos un episodio de lumbalgia en algún momento de su vida (Hoy et al., 2012). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dolor lumbar es la principal causa de discapacidad a nivel global (World Health Organization, 2021). Incluso hay estudios que encontraron que los años de vida con discapacidad por dolor lumbar aumentaron un 54% entre 1990 y 2015, con el mayor incremento en países de ingresos medios y bajos (Hartvigsen et al., 2018).
A pesar de su alta prevalencia y limitante funcionalidad física, existen muchos mitos en torno a este dolor que pueden hacer más difícil su manejo adecuado.
A continuación, desmentimos algunos de los mitos más comunes y aclaramos las realidades sobre el dolor de espalda baja.
Mito 1: El reposo absoluto es la mejor solución
Realidad:
Aunque solo a veces el descanso relativo es necesario en casos de dolor agudo intenso, permanecer inmóvil o evitar el movimiento por largos períodos puede empeorar la situación. Se ha demostrado que mantener actividad dentro de los límites de tolerancia del dolor y realizar ejercicios adecuados favorece la recuperación y previene recaídas (Deyo & Weinstein, 2001). Por otro lado, un estudio reportó que el 40% de los casos de dolor lumbar agudo se resuelven en una semana con tratamiento conservador (quiere decir, sin cirugía y con terapia física) y el 80% en tres semanas sin necesidad de tratamientos invasivos (Handa, 2019).
Mito 2: Si tienes dolor de espalda, significa que tienes una lesión grave
Realidad:
En la mayoría de los casos, el dolor de espalda baja (sobre todo de poco tiempo de evolución) no está relacionado con una lesión grave. Factores como el estrés, la falta de ejercicio o actividad física, la falta de movilidad, la mala postura o incluso la fatiga muscular pueden desencadenarlo (Hartvigsen et al., 2018). Sin embargo, si el dolor es persistente, se irradia a las piernas o está acompañado de otros síntomas como pérdida de fuerza o sensibilidad, es recomendable acudir a un especialista.
Mito 3: Levantar objetos pesados siempre causa dolor de espalda
Realidad:
No es el peso en sí lo que causa dolor, sino la forma en que se levanta. Una técnica de movimiento incorrecta o inadecuada puede generar sobrecarga en la zona de la espalda baja. Con una buena mecánica corporal y trabajo de fuerza de los músculos de la espalda y el “core”, es posible levantar cargas sin mayor problema.
Mito 4: El uso de fajas lumbares previene y cura el dolor de espalda
Realidad:
Las fajas lumbares pueden ser útiles en situaciones específicas, como en trabajos que requieren levantar objetos muy pesados de manera repetitiva. Sin embargo, está comprobado que su uso prolongado y sin fundamento puede afectar y debilitar la musculatura de la zona lumbar, aumentando el riesgo de lesiones en el futuro. La mejor prevención es el fortalecimiento muscular y una adecuada postura y biomecánica (Van Poppel et al., 1998).
Mito 5: Sólo las personas mayores sufren de lumbalgia
Realidad:
Aunque el envejecimiento puede aumentar el riesgo de padecer dolor de espalda, esta afección puede presentarse a cualquier edad. Existen factores como el sedentarismo, el sobrepeso y el estrés que pueden contribuir a que personas más jóvenes también sufran de lumbalgia (Balagué et al., 2012). Estudios han demostrado que hasta el 40% de los adolescentes y adultos jóvenes han experimentado episodios de dolor de espalda baja en algún momento de sus vidas (Hartvigsen et al., 2018).
Mito 6: Hacer ejercicio empeora el dolor de espalda
Realidad:
Comúnmente muchas personas evitan el ejercicio o actividad física por miedo a empeorar el dolor de espalda o porque así se los indicaron personal no actualizado en el tema, pero se ha comprobado que la actividad física adecuada y personalizada es una de las mejores formas de prevenir y tratar el dolor lumbar. Ejercicios como el fortalecimiento del core, estiramientos y actividades de bajo impacto progresivas pueden mejorar la movilidad y reducir la recurrencia del dolor (Hartvigsen et al., 2018).
En conclusión:
El dolor de espalda baja es un problema común que puede afectar la calidad de vida, pero con la información y tratamiento adecuado es posible prevenirlo y tratarlo de manera efectiva. Mantener una vida activa, fortalecer la musculatura y adoptar buenos hábitos posturales son estrategias clave para evitar el dolor lumbar.
La terapia integral, que combina ejercicio, educación y estrategias de afrontamiento, ha demostrado ser más efectiva que tratamientos invasivos (Schiltenwolf & Schwarze, 2020).
Si experimentas síntomas persistentes, lo mejor es acudir a un fisioterapeuta o especialista en salud para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.